sábado, 1 de junio de 2019

Vía ASA a la Tortuga (IV+), en la Pedriza (Madrid)

Vía ASA a la Tortuga (IV+)
La Pedriza (Madrid)
(1/6/2019)

El sol ilumina el límpido y azul cielo del primer día del mes consagrado a la diosa Juno cuando Oscar mi compañero de cordada– y yo caminamos desde los aparcamientos de Canto Cochino, con todo el equipo necesario y algo más, hacia el puente sobre el río Manzanares. No mucho después dejamos el camino justo en el desvío que asciende en dirección al solemne domo de la Tortuga. Entre enormes lajas de milenario granito ganamos altura al tiempo que perdemos resuello. Esta entretenida aproximación resulta por momentos más comprometida que la vía de IV+ que nos aguarda algunos metros por encima nuestra. Buscábamos una vía con sombra, no muy lejana de los aparcamientos y sin demasiado grado: la ASA cumple tales requisitos. Último esfuerzo y ya estamos a pie de vía. Echamos un ojo a la Biblia de la Pedriza para hacernos una última idea, in situ, de las características de la vía: M2, equipada con spits, 5 largos (IV+, III, IV, IV y III).


Comienza Oscar con el primero de los largos (IV+), el de grado más alto, cuya mayor dificultad son los alejes entre los tres únicos seguros de la placa de adherencia. Tras llegar arriba, monta la reunión y acto seguido soy yo quien asciende.


El segundo largo (III), una sencilla travesía hacia la izquierda, es mío. Aprovecho dos seguros que, desde otras vías, me salen al paso, y alcanzo poco después una fisura en la que introduzco un friend mediano. Un par de metros más arriba preparo la reunión sobre unas lajas empleando un anillo de cinta y un cordino. Tras ello Oscar deja la primera reunión para salir a mi encuentro.





El tercer largo (IV), de mayor longitud que los anteriores, tiene su parte más exigente justo al comienzo: una travesía oblicua ascendente. El resto del tramo no presenta mayores inconvenientes para Oscar, quien se hace con él sin problemas, salvo la casi inevitable confusión entre el recorrido original y su variante. Nosotros optamos por el recorrido original, por lo que le indico a Oscar que debe ascender algo más hasta dar con el inicio del corredor que da acceso a la travesía final de este largo, donde monta la reunión.

Es ahora mi turno. Este cuarto largo (IV) continúa la travesía hasta dar con una pequeña fisura que asciende verticalmente en dirección a la cresta cimera del domo. No se puede proteger de ningún modo. Son unos veinte metros desde el seguro que se encuentra justo al comienzo y el spit que aguarda a la salida. Pero se deja. Tras chapar el spit, continúo hacia la izquierda hasta alcanzar unas lajas horizontales donde monto la reunión con algunas cintas y un fisurero. Oscar está poco después conmigo.



Nos aguarda, por último, el quinto largo de la vía (III), del que me encargo yo también. Sin mayores complicaciones, éste me conduce hacia la cresta cimera, a cuya izquierda aguarda la caprichosa forma pétrea que da nombre a todo el domo. Monto reunión con un anillo de cinta en torno al robusto cuello de la tortuga e indico a mi compañero que es su turno.




Tras las fotos de rigor nos encaminamos, gatos en pie, hacia la cima del sector sur, desde donde realizamos tres rápeles sucesivos que nos llevan hasta la base de la pared. Ha sido una hermosa y primaveral jornada de escalada con la compañía inestimable de mi gran amigo segoviano. Ya de vuelta en Canto Cochino, nos aguarda la cerveza de rigor. ¡¡No imagino mejor inversión del tiempo que somos!!


J. Ignacio Luján & David A. Zapata, Guía de escalada: la Pedriza, Barrabés Editorial.